En el mundo interconectado en que vivimos, las amenazas a la ciberseguridad son una preocupación primordial para las empresas. Aunque las amenazas procedentes de fuentes externas, como los hackers y el software malintencionado, están ampliamente reconocidas, existe un adversario igualmente formidable que a menudo pasa desapercibido: la amenaza interna.
Definición de amenaza interna
Una «amenaza interna» se define normalmente como una amenaza a la seguridad que se origina dentro de una organización. Esta amenaza suele provenir de personas con acceso a información sensible o a sistemas críticos de la organización. Estas personas pueden ser empleados, contratistas, socios comerciales o incluso antiguos empleados que todavía tienen acceso a los recursos de la empresa.
Las causas de las amenazas internas pueden variar enormemente. A menudo se sugiere que el beneficio económico, la venganza o incluso la coacción pueden impulsar tales acciones. Sin embargo, también debe entenderse que no todas las amenazas internas son intencionadas o malintencionadas; algunas son el resultado de una simple negligencia o de la falta de formación adecuada.
Los casos de amenazas internas no son infrecuentes en la era digital. Por ejemplo, el infame caso de Edward Snowden, en el que un contratista de la Agencia de Seguridad Nacional de Estados Unidos filtró información clasificada, es un ejemplo paradigmático de amenaza interna. Al parecer, la filtración de datos de Equifax en 2017, que expuso los datos personales de 147 millones de personas, se debió a una negligencia y a la falta de normas de seguridad.
Dos tipos de amenazas internas
Hay dos tipos principales de amenazas internas: las malintencionada y las negligentes.
La amenza interna malintencionada
La persona interna malintencionada es un individuo que inflige intencionadamente daño a una organización. Pueden robar, destruir o utilizar indebidamente información sensible con la intención de perjudicar a la empresa o en beneficio propio. Un ejemplo de amenaza interna malintencionada sería un empleado que vende secretos comerciales a un competidor. El reto que plantean las amenazas malintencionadas es su profundo conocimiento de los sistemas y procedimientos de la organización, lo que dificulta la detección y prevención de sus actividades.
La amenaza interna negligente
Por otro lado, un agente negligente es una persona que causa daños involuntariamente por descuido o falta de conocimiento. Esto podría incluir a empleados que caen en estafas de phishing, utilizan contraseñas débiles o no siguen los protocolos de seguridad establecidos. El reto que plantean las amenazas internas negligentes es su gran número, ya que cualquier empleado puede cometer un error y no darse cuenta de que está suponiendo una amenaza.
Detección de amenazas internas: protege a tu empresa de las amenazas internas
Detectar las amenazas internas es un paso crucial para proteger a tu empresa de posibles daños. Las empresas deben aplicar un enfoque proactivo a la detección de amenazas internas, que incluya auditorías periódicas del acceso y uso de los sistemas, programas continuos de formación y concienciación de los empleados y la implementación de un plan de respuesta a incidentes sólido.
También es importante detectar a los posibles infiltrados antes de que se conviertan en una amenaza. Esto podría incluir notar cambios en el comportamiento del empleado, como un interés repentino por asuntos confidenciales u horarios de trabajo irregulares. Además, las empresas pueden utilizar soluciones tecnológicas para identificar patrones inusuales en el comportamiento de los usuarios que podrían indicar una posible amenaza interna.
Defiéndete contra las amenazas internas
Las amenazas internas, ya sean malintencionadas o por negligencia, suponen un riesgo importante para las organizaciones. Al comprender los tipos de amenazas internas y aplicar estrategias de detección eficaces, las empresas pueden protegerse mejor de esta amenaza para la seguridad que a menudo se pasa por alto.